Si
nos situásemos sobre la superficie de Mercurio, el Sol nos parecería
dos veces y media más grande. El cielo, sin embargo, lo veríamos
siempre negro, porque no tiene atmósfera que pueda dispersar la luz.
Los
romanos le pusieron el nombre del mensajero de los dioses porque se
movía más rápido que los demás planetas. Da la vuelta al Sol en
menos de tres meses. En cambio, Mercurio gira lentamente sobre su
eje, una vez cada 58 días y medio. Antes lo hacía más rápido,
pero la influencia del Sol le ha ido frenando.
Mercurio
forma parte de los denominados planetas
interiores
terrestres, y no tiene satélites. Al tener una órbita interior a la
de la Tierra, pasa periódicamente por delante del Sol, como también
lo hace Venus. Este fenómeno se denomina tránsito
astronómico.
Cuando
un lado está de cara al Sol, la superficie llega a temperaturas
superiores a los 425 ºC. Las zonas en sombra bajan hasta los 170
bajo cero. Los polos de Mercurio
se
mantienen siempre muy fríos. Esto lleva a pensar que puede haber
algo de agua (congelada, claro).
El
relieve de Mercurio
es
muy parecido al de la Luna. El paisaje está lleno de cráteres y
grietas, en medio de muchísimas marcas ocasionadas por los impactos
de los meteoritos.
La
presencia de campo magnético indica que Mercurio tiene un núcleo
metálico, parcialmente líquido. Su alta densidad, la misma que la
de la Tierra, indica que este núcleo ocupa casi la mitad del volumen
del planeta.
Sus
principales datos básicos son:
Tamaño:
radio ecuatorial 2.440km
Distancia
media al sol: 57.910.000 km
Día:
periodo de rotación sobre el eje 1.404 horas
Año:
órbita alrededor del sol 87,97 días
Temperatura
media superficial: 179ºC
Gravedad
superficial en el ecuador: 2,78 m/s2
Cordiales saludos de los creadores de este blog:
- Samuel Petrucci
- Raya Koleva
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