Venus
y la Tierra se formaron en la misma época, a partir de la misma
nebulosa. Sin embargo, son muy diferentes. Venus no tiene océanos y
su densa atmósfera provoca un efecto invernadero que eleva la
temperatura hasta los 480 ºC. Es abrasador.
Los
primeros astrónomos pensaban que Venus eran dos cuerpos diferentes,
porque unas veces se ve un poco antes de salir el Sol y, otras, justo
después de la puesta.
Venus
gira sobre su eje muy lentamente y en sentido contrario al de los
otros planetas. El Sol sale por el oeste y se pone por el este, al
revés de lo que ocurre en La Tierra. Además, el día en Venus dura
más que el año.
Las
órbitas de Mercurio y Venus son inferiores a las de la Tierra; por
eso podemos observar el paso de estos dos planetas por delante del
Sol. Sin embargo, el tránsito
de Venus es
un evento astronómico raro que ocurre en junio o diciembre en pares
separados por ocho años, y separados del siguiente par de tránsitos
por más de un siglo.
La
superficie de Venus es relativamente joven, ya que tiene entre 300 y
500 millones de años. Está formada por amplísimas llanuras,
atravesadas por enormes ríos de lava, y algunas montañas.
Las
fotos muestran el terreno brillante, como si estuviera mojado. Pero
Venus no puede tener agua líquida, a causa de la elevada
temperatura. El brillo lo provocan compuestos metálicos.
En
Venus también hay cráteres de los impactos de los meteoritos. Sólo
de los grandes, porque los pequeños se deshacen en la espesa
atmósfera.
Cordiales saludos de los creadores de este blog:
- Samuel Petrucci
- Raya Koleva
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